América del Norte ha sido golpeada por una crisis sanitaria alarmante causada por el consumo de fentanilo, un opioide sintético altamente adictivo y peligroso. En el último año, el bloque económico compuesto por Canadá, Estados Unidos y México ha reportado cerca de 100 mil muertes por sobredosis, superando en número a los civiles que han muerto en la guerra en Ucrania, que ha estado en curso desde que Rusia la invadió en febrero de 2022. A pesar de que la ONU ha calculado que ha habido 18 mil civiles muertos en Ucrania en el mismo período, esto no incluye las bajas militares estimadas en unas 300 mil.
Los tres países de América del Norte han sido afectados por la epidemia de fentanilo, pero México ha sido el menos afectado, con solo unos pocos registros de muertes por sobredosis desde 2021 en comparación con los Estados Unidos y Canadá. El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, confirmó que México ha registrado solo 19 muertes por consumo de fentanilo desde abril de 2023, en comparación con los 80,411 registrados en los Estados Unidos en el mismo año.
En Canadá, se ha producido un aumento alarmante en las muertes por sobredosis de opioides, con 5,360 registradas de enero a septiembre de 2022. Esto se traduce en un promedio de 20 muertes por día, el doble que en 2019, cuando solo se registraron 10 muertes al día por la misma causa. Además, el 81% de estas muertes se relacionan con el consumo de fentanilo.
En los Estados Unidos, la situación es aún más grave. El CDC ha informado de que el país ha experimentado un aumento en las muertes por sobredosis de fentanilo, registrando 150 muertes por día desde 2020. En 2022, la ONU estimó que se trataban de 202 muertes diarias por sobredosis de fentanilo, lo que significa que hubo más de 73 mil muertes anuales por el consumo ilegal de esta sustancia.
La Kaiser Family Foundation ha señalado que los blancos son los más afectados en Estados Unidos, con el 69% de los decesos por sobredosis de drogas en 2020, seguidos por afroamericanos con el 17%, latinos con el 12% y asiáticos con el 1%. Además, la penetración del fentanilo en la población estadounidense se ha consolidado con el tiempo, lo que ha expuesto a la población a un panorama que no parece desacelerarse.
A pesar de esta alarmante situación, los gobiernos de los tres países de América del Norte han tomado medidas para detener el fentanilo. El gobierno de México ha establecido contacto con China para solicitar su cooperación en la reducción, detección y/o eliminación del trasiego de sustancias involucradas en la fabricación de fentanilo. Los esfuerzos también se centran en la educación y prevención para disuadir a las personas de consumir la droga.
En Canadá, se están llevando a cabo esfuerzos para abordar la crisis del fentanilo. El gobierno canadiense ha implementado una serie de medidas para reducir la oferta de fentanilo en el mercado negro, tales como la regulación más estricta de los productos químicos utilizados para producirlo y la colaboración con las autoridades de otros países para combatir el tráfico de drogas. Además, se ha implementado una estrategia nacional de reducción de daños para abordar la crisis de sobredosis de opioides, que incluye la distribución de naloxona, un medicamento utilizado para revertir los efectos de una sobredosis de opioides.
En Estados Unidos, la crisis del fentanilo ha sido abordada a nivel federal y estatal. El gobierno federal ha implementado políticas para reducir la oferta de fentanilo en el mercado negro, incluyendo la colaboración con las autoridades de otros países para combatir el tráfico de drogas y la regulación más estricta de los productos químicos utilizados para producirlo. Además, se ha implementado una estrategia nacional de reducción de daños para abordar la crisis de sobredosis de opioides, que incluye la distribución de naloxona y la expansión del acceso a tratamientos para la adicción a los opioides.
A nivel estatal, muchos estados han implementado políticas para reducir la oferta de fentanilo y abordar la crisis de sobredosis de opioides. Estas políticas incluyen la regulación más estricta de los productos químicos utilizados para producir fentanilo, la implementación de programas de intercambio de jeringuillas para reducir la propagación de enfermedades infecciosas entre los usuarios de drogas, la expansión del acceso a tratamientos para la adicción a los opioides y la implementación de programas de educación pública sobre los peligros del uso de opioides.
A pesar de estos esfuerzos, la crisis del fentanilo en América del Norte sigue siendo alarmante. La epidemia de sobredosis de opioides ha cobrado un precio terrible en términos de vidas humanas, y ha dejado a muchas personas lidiando con la adicción y otros problemas de salud relacionados. La solución a esta crisis requerirá una acción concertada de los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil y la comunidad en general.
En conclusión, la crisis del fentanilo en América del Norte es un problema grave que ha cobrado un precio terrible en términos de vidas humanas. Los informes oficiales de los países que componen el bloque económico (Canadá, Estados Unidos y México) indican que en el último año han muerto más personas por sobredosis que civiles en la guerra que se desarrolla en Ucrania, país invadido por Rusia desde febrero de 2022. Aunque los gobiernos de América del Norte han implementado medidas para abordar la crisis del fentanilo, sigue siendo un problema grave que requiere una acción concertada y continua de todos los sectores de la sociedad. Es importante que se siga trabajando para reducir la oferta de fentanilo en el mercado negro, expandir el acceso a tratamientos para la adicción a los opioides y educar al público sobre los peligros del uso de opioides. Sólo así se podrá reducir la epidemia de muertes por sobredosis de fentanilo y salvar vidas. Además, es fundamental abordar las causas subyacentes de la adicción a los opioides, como el dolor crónico, la pobreza y la falta de acceso a atención médica adecuada. Al mismo tiempo, es necesario abordar la estigmatización de las personas que luchan contra la adicción y aumentar la conciencia sobre los efectos negativos del estigma en la capacidad de las personas para buscar tratamiento. En resumen, la crisis del fentanilo en América del Norte es un problema complejo y multifacético que requiere una respuesta coordinada y sostenida de todos los sectores de la sociedad.