En las vísperas de las elecciones presidenciales de México en 2006, el panorama político se encontraba en ebullición. Uno de los candidatos, Felipe Calderón del Partido Acción Nacional (PAN), se enteró de que su oponente, Andrés Manuel López Obrador, mantenía una ligera ventaja en las encuestas. A pesar del desaliento, Calderón se dirigió a su casa para disfrutar de un partido de fútbol. Sin embargo, en otro lugar, la maquinaria política estaba en pleno movimiento.
La plana mayor de la campaña de Calderón se reunió en un restaurante, donde les informaron que López Obrador aventajaba a su candidato por 1.4 puntos. Pero más tarde se descubrió que la diferencia era de tres puntos a favor del oponente. Fue entonces cuando Calderón llamó a Juan Camilo Mouriño, jefe de campaña, para informarle que Elba Esther Gordillo, líder del sindicato de maestros, le había ofrecido medio millón de votos. Esto desencadenó una serie de llamadas telefónicas para asegurar el voto de los maestros a favor de Calderón.
Elba Esther Gordillo emerge en este relato como una figura de gran influencia y poder en la política y el sindicalismo mexicano. Se destaca su autonomía y control sobre una base financiera independiente, así como su capacidad para negociar y mantener su influencia. Aunque muchos poderes del pasado han desaparecido con la democratización del país, Gordillo ha logrado mantenerse y fortalecerse. Su apoyo se consideró crucial para la victoria de Calderón en las elecciones presidenciales de 2006.
La vida y carrera de Gordillo son objeto de atención en el texto. Se menciona su origen en Chiapas y la influencia de su familia, así como las contradicciones en sus relatos sobre su infancia y juventud. Mientras que algunos recuerdan a Gordillo como una niña que creció en condiciones precarias, ella ha afirmado provenir de una familia acomodada debido a su posición como nieta de un cacique local. Estas discrepancias en sus relatos generan interrogantes sobre su pasado y su acumulación de riqueza personal.
El texto también resalta la importancia de los sindicatos en la política mexicana y la historia del país. Se señala que los líderes sindicales, incluyendo a Gordillo, se convirtieron en figuras públicas visibles y controvertidas, acumulando poder y riqueza personal mientras dirigían a sus seguidores bajo la influencia del partido en el poder.
Se menciona el período de cambio que ocurrió a fines de los años ochenta, cuando el presidente Carlos Salinas de Gortari se enfrentó a los poderosos sindicatos petrolero y magisterial, a los cuales Gordillo pertenecía. Este enfrentamiento resultó en el arresto de Joaquín Hernández Galicia, conocido como «La Quina», líder del sindicato petrolero. Se destaca la importancia de estos sindicatos en la política y cómo Gordillo ha mantenido su influencia a pesar de los cambios en el panorama político y sindical de México. Durante el gobierno de Salinas de Gortari, se implementaron reformas económicas y políticas significativas, conocidas como el «neoliberalismo mexicano». Estas reformas incluyeron la privatización de varias industrias estatales, incluyendo Pemex, la empresa estatal de petróleo y gas, así como cambios en el sistema educativo.
Carlos Salinas de Gortari se propuso enfrentar el poder de los sindicatos, que hasta entonces habían tenido una influencia considerable en la política y la economía mexicana. Joaquín Hernández Galicia, líder del sindicato petrolero, fue arrestado en 1989 en medio de un operativo militar conocido como «La Quinazo». Este arresto marcó un hito importante en la historia de los sindicatos mexicanos y debilitó su poder en gran medida.
El arresto de «La Quina» y la posterior reestructuración del sindicato petrolero permitieron a Salinas de Gortari y a su gobierno tomar el control de la industria petrolera y llevar a cabo las reformas necesarias para abrir el sector a la inversión extranjera. Estas reformas fueron parte de un proceso más amplio de apertura económica y liberalización que buscaba modernizar la economía mexicana y fomentar el crecimiento.
Aunque «La Quina» fue encarcelado y el sindicato petrolero fue sometido a una reestructuración, Elba Esther Gordillo, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), logró mantener su influencia y poder en el sindicato magisterial. Durante décadas, Gordillo había ejercido un control casi absoluto sobre el SNTE, utilizando su influencia para negociar beneficios para los maestros y mantener una posición política relevante.
La influencia de Gordillo en el SNTE le permitió establecer alianzas políticas y mantener una red de apoyo que trascendió los cambios políticos y gubernamentales. A pesar de los intentos de otros líderes sindicales y políticos por debilitar su poder, Gordillo logró mantenerse como una figura influyente en la política y la educación mexicana durante varios años.
En 2013, Gordillo fue arrestada bajo cargos de corrupción y malversación de fondos del SNTE. Su arresto marcó un punto de inflexión en la relación entre los sindicatos y el gobierno, y fue considerado un símbolo de la lucha contra la corrupción en México. Sin embargo, a pesar de su detención, el SNTE continuó siendo una fuerza política importante y la influencia de Gordillo persistió en cierta medida.
El enfrentamiento entre Salinas de Gortari y los sindicatos petrolero y magisterial a fines de los años ochenta representó un período de cambio significativo en la política y la economía mexicana. Aunque el sindicato petrolero sufrió un golpe importante con el arresto de «La Quina», Elba Esther Gordillo logró mantener su influencia en el sindicato magisterial durante muchos años, hasta su propia detención en 2013. La historia de estos sindicatos y sus líderes destaca la compleja relación entre el poder sindical y la política en México.