El gobierno de México, encabezado por el presidente López Obrador, ha anunciado la liquidación de la agencia nacional de noticias Notimex, cumpliendo una vieja ambición de otros gobiernos. Esta ofensiva gubernamental se inició poco después de que el presidente Vicente Fox ofreciera transformarla en «una auténtica agencia de Estado, con independencia editorial, autonomía financiera y administrativa».
Notimex ha estado apostando por su supervivencia durante más de dos décadas con la esperanza de obtener autonomía y solvencia a través de una iniciativa del Legislativo. Sin embargo, ha sufrido un recorte sustancial del presupuesto, atribuido por analistas a la disputa entre las secretarías de Gobernación y Hacienda por su control.
La agencia, que surgió en 1968 como una sociedad anónima de participación estatal mayoritaria, ha reforzado por años la presencia del Estado al interior del país y en el extranjero, además de prestar un servicio sustantivo para la sociedad al representar una mirada de México en el mundo y para el mundo.
La llegada de nuevas tecnologías se dio simultáneamente con el poco interés comercial en su desarrollo, de manera que la importancia de la agencia noticiosa decayó hasta que en el régimen foxista sufrió las primeras consecuencias al ver disminuido su presupuesto: en el 2000 ejerció 133.8 millones de pesos, en 2001 obtuvo 160.2 millones, en 2002 descendió a 120, en 2003 sólo sumó 105 millones y para 2004 apenas alcanzó 96 millones. En el gobierno actual se le asignó un presupuesto de más de 180 millones de pesos.
Comparativamente con otros medios públicos, Notimex ejercía el menor presupuesto con relación al Canal 11 del IPN y al Canal 22. Adicionalmente, la agencia generaba recursos propios por la venta de sus servicios noticiosos, lo que le permitía mantener a sus corresponsales en el extranjero. No obstante, la transparencia era un tema en el que se tenía que profundizar para mejorar y lograr mayores alcances.
La cuesta abajo presupuestal tocó fondo en diciembre de 2003 cuando la Secretaría de Hacienda la puso en la lista negra de las 16 empresas paraestatales para las que proponía su disolución o liquidación. Mientras tanto, se le asignaron a Notimex apenas 90 millones para operar en el 2004.
En el 2002, Francisco Ortíz Pinchetti fue despedido y relevado por el ingeniero químico José Antonio Díaz, quien fuera secretario del Subsecretario de Gobernación, José Luis Durán Reveles.
Paradójicamente, los años en que Notimex fue conducido por periodistas, la imagen de la agencia a nivel nacional e internacional mejoró, aunque no al nivel que merecía.
Enrique Aranda, en el gobierno de Vicente Fox, aseguraba que estaba garantizada su sobrevivencia, aunque su presupuesto era raquítico. La razón es que se apostaba a que se aprobara en el Legislativo una iniciativa para transformar a Notimex en una ‘agencia de Estado’. La propuesta, suscrita por los diputados Francisco Javier Ramírez Acuña y Ruth Zavaleta Salgado, del Partido Acción Nacional (PAN), buscaba fortalecer y modernizar a la agencia de noticias del Estado mexicano. Sin embargo, la iniciativa nunca fue aprobada y la situación financiera de Notimex se agravó con el tiempo.
En años recientes, la agencia ha enfrentado una serie de controversias relacionadas con su gestión, incluyendo acusaciones de censura, falta de transparencia y maltrato laboral hacia su personal. En 2020, la agencia despidió a más de 300 trabajadores en medio de la pandemia de COVID-19, lo que generó una fuerte protesta de los empleados afectados y de organizaciones defensoras de los derechos laborales.
En resumen, la historia de Notimex refleja la importancia de contar con una agencia de noticias independiente y profesional que pueda ofrecer información confiable y objetiva a la ciudadanía. Sin embargo, también evidencia la necesidad de una gestión responsable y transparente por parte de las autoridades encargadas de su operación.